Tener perro a los tres meses de edad se asocia con protección frente a la alergia alimentaria
Marrs T, Logan K, Craven J, et al.
Allergy. 2019 Nov; 74(11): 2212-2219.

La prevención de las alergias alimentarias es clave para reducir la carga de la enfermedad alérgica. Las exposiciones ambientales modulan el riesgo de desarrollar alergia alimentaria y es posible una mediación por el microbioma en desarrollo de los bebés. Sin embargo, el papel de las exposiciones ambientales potencialmente protectoras, como tener mascota, no se ha investigado en profundidad.
En este trabajo se llevó a cabo un análisis secundario de los resultados del estudio Inquiring About Tolerance (EAT), que reclutó a 1.303 bebés de tres meses en un ensayo aleatorizado para prevenir la alergia a los alimentos. Una encuesta preguntó sobre la propiedad de animales domésticos y los participantes fueron examinados para detectar dermatitis atópica (DA) en el momento del reclutamiento. La sensibilización a los alimentos y a los aeroalérgenos se evaluó mediante pruebas cutáneas y séricas a los 3, 12 y 36 meses. La presencia de alergias alimentarias se determinó mediante pruebas de exposición doble ciegas y controladas con placebo entre 1 y 3 años.
Se diagnosticó alergia alimentaria en el 6,1% (68/1124) de los participantes con datos completos. No se demostraron relaciones significativas entre alergia alimentaria y parto por cesárea, infecciones o exposición a antibióticos en la vida temprana. Después de ajustar por la enfermedad atópica familiar, sensibilización materna a perros/gatos y DA en el participante, la convivencia con perros se asoció con una reducción del 90% en las probabilidades de que los bebés desarrollaran alergia alimentaria (odds ratio ajustada 0,10; IC 95% 0,01‐ 0,71)). Ninguno de los 49 bebés que vivían con al menos dos perros desarrollaron alergia alimentaria, lo que sugiere una relación dosis-respuesta (cada perro tuvo una OR 0,12; IC 95% 0,02-0,81). No se demostró ninguna relación entre tener perros o gatos y el desarrollo de DA.
En conclusión, la convivencia con perros en la infancia puede prevenir la alergia alimentaria.
En este trabajo se llevó a cabo un análisis secundario de los resultados del estudio Inquiring About Tolerance (EAT), que reclutó a 1.303 bebés de tres meses en un ensayo aleatorizado para prevenir la alergia a los alimentos. Una encuesta preguntó sobre la propiedad de animales domésticos y los participantes fueron examinados para detectar dermatitis atópica (DA) en el momento del reclutamiento. La sensibilización a los alimentos y a los aeroalérgenos se evaluó mediante pruebas cutáneas y séricas a los 3, 12 y 36 meses. La presencia de alergias alimentarias se determinó mediante pruebas de exposición doble ciegas y controladas con placebo entre 1 y 3 años.
Se diagnosticó alergia alimentaria en el 6,1% (68/1124) de los participantes con datos completos. No se demostraron relaciones significativas entre alergia alimentaria y parto por cesárea, infecciones o exposición a antibióticos en la vida temprana. Después de ajustar por la enfermedad atópica familiar, sensibilización materna a perros/gatos y DA en el participante, la convivencia con perros se asoció con una reducción del 90% en las probabilidades de que los bebés desarrollaran alergia alimentaria (odds ratio ajustada 0,10; IC 95% 0,01‐ 0,71)). Ninguno de los 49 bebés que vivían con al menos dos perros desarrollaron alergia alimentaria, lo que sugiere una relación dosis-respuesta (cada perro tuvo una OR 0,12; IC 95% 0,02-0,81). No se demostró ninguna relación entre tener perros o gatos y el desarrollo de DA.
En conclusión, la convivencia con perros en la infancia puede prevenir la alergia alimentaria.